viernes, 15 de agosto de 2008

Cuarto de vapor

Encontrábame en medio de la nada --- perdido en la ingravidez de un suave brillo blanco --- ningún sonido, o mejor un ssssssssssshhhhhhhhhhhhh que lo ahogaba todo --- aroma de hierbas y perfumes --- y de pronto un caón entra al vapor, se echa un eructo y al sentarse musita: perdón, buena tarde.

Durante la experiencia blanca del cuarto de vapor, la vista y el oído se retraen para dar cabida a percepciones más sensuales. La luz artificial de las lámparas se estrella y rebota en cada una de las gotitas diminutas que componen el vapor, haciendo traslúcido el ambiente. Los contornos de la chica se difuminan y, mejor que el color de sus ojos, conseguimos percibir el húmedo aroma de la piel.

Experiencia blanca a la vista y blanca al oído: el ruido que emite la salida del vapor a chorro, una combinación de agua y aire impactado a toda velocidad contra el azulejo y contra el vapor mismo, es el mejor ejemplo de ruido blanco ocasionado por elementos naturales.

1 comentario:

Ricardo Sala dijo...

prefiero "perdido en la brillosa blancura de lo omnipresente"